“Yo impacto la vida de las personas”… “Quiero cambiar el mundo e impactar a mucha gente”… “Quiero ser luz para el mundo”…. Son afirmaciones que se escuchan muy a menudo últimamente. Yo soy una de ellas. Es más, mi Logo dice “Impactando vidas”. Tengo hoy la oportunidad de escribir desde un hermoso lugar. Una invitación que me hizo mi papá Dios para impactar mi vida. Y aquí, en medio de árboles, castores, venados, pájaros carpinteros, ardillas, río, y espectaculares atardeceres, habló a mi corazón. Hoy, desde este hermoso rincón del mundo, les quiero contar ese hermoso mensaje.
Llegué aquí con la intención de encontrar respuestas a mi vida. ¿Cuál es mi propósito? ¿Qué espera Dios de mi en este mundo durante el tiempo que me queda? Y como “buena cristiana” que me consideraba, empecé a pensar en cómo ayudar. Porque mi vida debe servir para algo. Porque lo correcto es honrar esos dones, talentos y habilidades que Dios nos ha dado y ponerlos al servicio de los demás. ¿Cómo hacerlo? Ahhhh es que me certifiqué como Coach, es que hay varias metodologías en las que me certifiqué, es que puedo dejar un mensaje a las personas que me escuchan cuando me paro en una tarima. Si, así es como me gano la vida. Haciendo lo que amo hacer. Y me dieron la oportunidad varias veces de hacerlo aquí. De conocer personas hermosas, personas que “necesitaban” de mí. Y sentir que Dios me estaba haciendo su instrumento para tocar esas vidas. Sin embargo, me seguía faltando algo…
Hoy decidí dedicarme a adelantar trabajo que tenía pendiente. Ese era mi plan. Y resulta que no siempre nuestros planes son los planes de Dios para nosotros. De alguna forma me senté en una banca y pude observar las maravillas que Él ha creado para nosotros. En medio de mi conversación con Dios, me di cuenta que me afano tanto por hacer cosas para Él, de la forma en que YO creo que son correctas, que me olvido de lo simple. En nuestro afán de hacerlo a nuestro modo, creemos que solo haciendo un proceso, una mentoría, una terapia, o hablando desde una tarima, impactamos vidas. Creemos que el hablar con alguien y darle una guía para resolver algo, cumple nuestro propósito. Ahí seguro que logramos algo que inconscientemente buscamos… alimentar nuestro ego. Amo lo que hago, si. Dios me dio dones, talentos y habilidades para hacerlo, si. Sin embargo, hay algo claro: Dios nos llamó para ser luz para el mundo. Todos tenemos luz que podemos compartir con los demás. Aunque Él nunca dijo: “Esa luz es para compartirla en una tarima, en una cita, en una conversación cuando alguien te lo pida. O cuando tú decidas iniciarla porque consideras que lo necesitan.”
Hay momentos en que alguien solo necesita un abrazo. Hay momentos en que alguien solo necesita ayuda para cruzar la calle. Hay momentos en los cuales alguien solo necesita una guía para llegar a algún lugar. En algún momento habrá alguien elevando una oración para que su hijo se sienta tranquilo y solo necesita un abrazo para lograrlo. En algún lugar alguien está elevando una oración para que su madre llegue bien a casa. Y son eventos que dejamos pasar a menudo porque estamos muy ocupados con la tarea. Estamos muy ocupados para darnos cuenta de las verdaderas necesidades que nos rodean. Incluso para ver las verdaderas necesidades de quienes nos rodean.
Hoy me di cuenta de que me faltaba afilar la sierra. Que me sumergí tanto en el “hacer”, que perdí de vista lo importante: Observar y escuchar. Observar los milagros que me rodean, que Dios hizo todo perfectamente diferente. Cómo un árbol tiene miles de hojas y todas son perfectas y diferentes, como nosotros. Como nos hace falta observar para valorar. Cuantas veces observamos sólo para juzgar. Cuantas veces ni siquiera escuchamos y dejamos de ser ese milagro que alguien necesita. Ese milagro que puede ser un simple acto de bondad. Hoy me di cuenta de que impactamos la vida de las personas mas profundamente sin darnos cuenta, cuando nadie nos lo agradece, cuando nadie nos lo reconoce. Cuando simplemente somos luz sin intentar serlo…
Como dijo alguien muy importante para mi: “Estamos tan ocupados haciendo la obra del Señor, que nos olvidamos muy a menudo del Señor de la obra”
HOY DECIDO DEJAR DE HACER COACHING…. PARA EMPEZAR A VIVIRLO Y SER RESPUESTA…
¿CUANDO FUE LA ÚLTIMA VEZ QUE FUISTE RESPUESTA A UNA ORACIÓN?
Responses
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Que buena reflexión… gracias por compartir tus pensamientos… Dejar de Hacer Coaching para empezar a Vivirlo,… es el verdadero concepto de convertir el Coaching en un estilo de vida. Abrazos!
Gracias Annie hermosa, muy bello mensaje y comparto contigo ese mismo sentir… una estrella jamás se esfuerza por brillar… ella solo es y punto… es estrella y brilla por esencia propia, ni siquiera es estrella en si… es luz en forma de estrella… igual que nosotros ahora somos luz y coachees por esencia… la certificacion es para el mundo quien la necesita y la pide, mas no para nosotros en realidad… podremos dejar de hacer coaching, sinembargo siempre seguiremos siendo coachees brillando con luz propia… Lo más importante es el SER…Aun así cuando descubres la esencia de tu SER… lo más importante pasa a ser tu HACER, pues ya no basta con quien eres, si no aquello que provocas en los demás (el impacto de tu luz)…y en quienes te conviertes y te multiplicas para que la luz sobreabunde en este mundo…. un abrazo y sigue brillando bella coach
Que hermosa reflexión, gracias por compartir esa bella experiencia al descubrir el inmenso valor de las pequeñas cosas. Gracias por recordarme que vivo en comunidad y que a mí alrededor, incluso increíblemente cerca existen personitas necesitadas de un abrazo cálido, una llamada, un saludito, de una mirada comprensiva, de un poco más de tolerancia, incluso de mi silencio.. por que aveces hasta las palabras perturban. Señorita Annie gracias porque al abrir su corazón también abre el mío y lo llena de esperanza y una inmensa alegría de saber que en este camino que he decidido emprender voy a encontrar personas tan valiosas como usted, un abrazo en la distancia.