COACHES EN PILOTO AUTOMÁTICO

Si sabes conducir, seguramente te sentirás identificado con lo que voy a mencionar. Cuando conduces por primera vez o llevas poco tiempo haciéndolo estás nervioso, emocionado, atento a prender el carro de forma correcta, a los espejos, a cada cambio, al camino, en fin… A medida que conduces, sientes que vas cogiendo cancha hasta el punto en que te vuelves experto; y cuando te vuelves experto, conduces de forma inconsciente, es decir; lo que al principio pensabas demasiado y tenías muy presente para no estrellarte, ya lo haces en piloto automático.
Ahora, imagina que el coaching es como la conducción. Cuando inicias profesionalmente lo haces con toda la entrega y pasión, te preparas para cada sesión, lees, investigas, estudias, estás en total presencia atento a cada palabra, gesto, movimiento… siempre consciente de lo que sucede. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo te confías en tus procesos, ya no te preparas de la misma forma antes de tener una sesión, no eres consciente de la emocionalidad en la que inicias, no investigas con el mismo fervor, no estás en total presencia y dejas que las interferencias vengan a ti … pero lo más importante, se te olvida que al frente tienes otro ser humano, una vida que, si bien no es tu responsabilidad, está depositando toda su confianza en ti. En otras palabras, empiezas a vivir el coaching de forma inconsciente-competente.
Independientemente de que sea o no tu caso, mi propósito con este artículo es que puedas darte cuenta de la importancia de vivir el coaching de forma consciente y darte algunas pautas para que no caigas en ser un coach que vive en piloto automático. No está mal ser confiado en lo que haces y mucho menos, adquirir experticia en el tema, lo que está mal es llegar al punto de olvidar la verdadera esencia del coaching y del por qué haces lo que haces.
El coaching se basa en una relación entre el coach y el coachee, una relación basada en la confianza y el respeto. Estoy convencida de que las personas que se dedican al coaching es porque sienten un deseo sincero de contribuir en el
bienestar de otros, partiendo de la transparencia y la coherencia con cada proceso. Por esta razón, debemos cuidarnos de vivir esta profesión de forma mecánica, en piloto automático. Para no caer en esto, es importante:
1. Cada vez que tengas un proceso, conéctate con la razón principal por la cual eres coach y haces lo que haces. La única cosa que te va a mantener en marcha es cuidar el amor por lo que haces.
2. Recuerda siempre que al frente tienes una vida. Los resultados no dependen de ti, sin embargo, esa vida está confiando en ti. No solo le preguntes a tu coachee ¿Qué quieres que pase en esta sesión? También pregúntate tú ¿Qué quiero que pase en esta vida? Piénsalo y decláralo.
3. Estudia, investiga y actualízate. Cada vez es mayor la cantidad de coaches que se están certificando y también la cantidad de personas que se auto-denominan “coach”. Es por esto que la oferta que haces debe ser 100% ética, profesional y diferencial a las demás. ¿Qué es eso que te hace diferente?
4. Si fueras la última persona que tiene la posibilidad de pasar por la vida de tu coachee y acompañarlo en su objetivo ¿Qué te gustaría dejarle? ¿Cómo te gustaría ser recordado?
5. La empatía siempre debe ser tu aliada. Si tu fueras el coachee ¿Cómo te gustaría ser tratado por tu coach? ¿Qué quisieras experimentar diferente?
6. Si no te sientes bien emocional o mentalmente, no realices ninguna sesión. Recuerda que nuestro cerebro tiene memoria, si realizas tus sesiones en una emocionalidad negativa, tu cerebro empezará a relacionar esa emocionalidad con los procesos.
7. Saborea la belleza de tu trabajo… saborea la belleza de cada proceso. Recuerda que el coaching es un ARTE, y todo arte implica sentirlo y disfrutarlo.
Con cariño,
Angélica Suárez
Psicóloga y coach certificada LMC-LFPC
Directora académica ICL
Excelente articulo me encanto.
Que bueno que te haya gustado Ramon. Un abrazo